Estimula a tus hijos a la práctica de actividad física, así
reducirás la posibilidad de que en su adultez sean personas sedentarias y por
consiguiente propensas al sobrepeso y al padecimiento de condiciones asociadas
a este como la diabetes e hipertensión. Salir de la casa y distanciarse por un
rato de los videojuegos representan un paso importante.
¨Si (los niños) no salen de sus casas no hay actividad
física¨. Esta frase del profesor de educación física y veterano entrenador de
atletismo, Luis Roberto Reeves, es elocuente.
Por otra parte, hay que subrayar que la actividad física no
necesariamente está asociada a la práctica formal de una disciplina deportiva.
Acciones como caminar o ejecutar carreras en las que los pequeñines se
persiguen unos a otros haciendo cambios de dirección, salvando obstáculos
diversos, además de otros movimientos, provocan que a través del juego vayan
desarrollando destrezas y fortaleciendo su aparato músculo esqueletal.
Sin embargo, los niños que sí son estimulados a que sean
activos, con frecuencia son introducidos en la práctica de alguna disciplina
deportiva y por lo tanto expuestos a diversas modalidades de entrenamiento.
A juicio de Reeves, hay que poner particular atención en la
forma en la que se está trabajando con los niños que desde edades muy tempranas
se exponen al entrenamiento de un deporte en específico.
El educador alertó sobre la visión de gran cantidad de
padres que pretenden que sus hijos tengan la actuación deportiva que ellos
desearon tener y para ello olvidan que los niños deben pasar por diversas
etapas que les permitan llegar a su maduración física y mental.
¨Los padres ven dinero allí (en los deportes) y los
ponen a practicar en una edad en la que
se supone estén jugando, en su etapa de desarrollo. Allí está el verdadero
problema. Estamos perdiendo la etapa del juego que es donde los muchachos
aprenden a dominar sus destrezas motoras¨, dijo.
¨Antes de hacer cualquier entrenamiento deportivo tú tienes
que preparar tu cuerpo para cumplir con unos movimientos que requieren cierta
madurez, muscular y nerviosa¨, insistió.
Por lo menos hasta los 12 años, los niños deben desarrollar
fortaleza, coordinación, lateralidad, así como otras destrezas a través del juego.
En esta etapa el carácter lúdico de las actividades que realiza el individuo
impera sobre criterios de competitividad.
¨La mayoría de los deportes requieren de unos deportistas de
una maduración muscular y ósea amplia. En el beisbol debe ser entre los 13 a 14
años en adelante, pero aquí los tienen en ligas pampers desde los cuatro años¨,
apuntó Reeves.
¨Si hablamos de deportes como el atletismo, el baloncesto o
el voleibol, eso conlleva también una madurez y un nivel de destreza. En el
atletismo ya se ha establecido una edad para el inicio entre 12 y 14 años. Antes
de eso lo que se hacen son unas actividades pre deportivas, que son juegos
conducentes a (preparar físicamente al joven), y tú no puedes decir que un
muchacho de ocho, nueve o diez años es velocista o fondista, pero sí pasa por
la experiencia de lo que es pasar una valla, de lo que es hacer un lanzamiento,
de lo que es hacer un salto y después, según va desarrollándose, uno puede
determinar dónde tiene posibilidades. Esa es la estructura que hace falta¨,
enfatizó.
Reeves fue insistente al sostener que ¨los niños son niños y
no adultos pequeños¨ y que es imperativo observar que existen marcadas
diferencias fisiológicas entre unos y otros. Ejemplo de ello es que está
suficientemente demostrado que la capacidad de consumo de oxígeno de un niño
jamás podrá ser igual a la de un adulto.
Imponer en niños criterios de entrenamiento para adustos
conlleva en no pocas ocasiones a daños físicos y psicológicos que lejos de
contribuir a que los jóvenes se mantengan en la práctica deportiva o de
cualquier actividad física, produce un efecto contrario.
Entre los problemas más comunes que como entrenador ha
enfrentado, Reeves destacó el de atletas que a los 19 o 20 años presentan
deficiencias de coordinación, en la rapidez o en la velocidad de reacción.
¨Hay muchos que ya tienen problemas en los (músculos)
rotadores del hombro, o con el codo, pero en la mayoría el daño principal es
psicológico¨. Sostuvo que en lo que se supone sea la etapa más productiva de un
deportista, los jóvenes ya no quieran competir porque fueron sobreexpuestos al
entrenamiento desde muy temprano, generando agotamiento o frustración.
Finalmente, exhortó a evitar la especialización temprana.¨
Estamos atacando un cuerpo que está en desarrollo tratando de especializarlo en
vez de llevarlo a que alcance su madurez¨.