Si decidiste comenzar a ejercitarte para deshacerte de esas
libras de más, aquí te presentamos algunas recomendaciones que te ayudarán a
transitar esa ruta:
1)
Visita al
médico. Antes de iniciar cualquier rutina de ejercicios debes someterte a
una evaluación médica que arroje luz sobre tu estado de salud y descarte o
advierta la presencia de condiciones como la hipertensión, diabetes, hipoglicemia
u otro tipo de patología. De esta forma podemos determinar qué tipo de
ejercicio es más conveniente y a que intensidad debes ejecutarlo.
2)
Nada
mejor que los ejercicios aeróbicos. Si lo que buscas es perder peso, lo más
recomendablees la ejecución de ejercicios aeróbicos como caminar, correr,
nadar o correrbicicleta. Este tipo de actividad debes realizarla a una
intensidad moderada durante lapsos prolongados (se sugieren sesiones de 30
minutos o más por lo menos tres veces por semana).
La razón fundamental por la que se
recomiendan los ejercicios aeróbicos para perder peso es porque para llevarlos
a cabo el organismo utiliza las grasas para la producción de energía. Es por
ello que mientras más prolongado sea el ejercicio, mejor resultado obtendrás.
De igual forma, como su ejecución demanda mayor consumo de oxígeno, obtendrás
beneficios colaterales en tus sistemas circulatorio y respiratorio reduciendo
la presión arterial y mejorando la capacidad pulmonar.
3)
Poco a
poco para alcanzar metas reales. Alcanzar resultados tanto en pérdida de
peso como en incremento de la forma física (fortaleza, resistencia,
flexibilidad) debe ser parte de un proceso gradual. La duración y la intensidad
de la rutina se incrementarán a medida que se va asimilando el trabajo realizado.
Establece metas reales para medir tu
evolución, además esa práctica te servirá como elemento motivacional.
4)
Utiliza
ropa cómoda y calzado adecuado. En nuestro blog anterior expusimos la
errada premisa que vincula la transpiración y la pérdida de peso, así como la
necesidad de usar el atuendo correcto. No te abrigues demasiado, no te pongas
prendas plásticas como las que se consiguen en algunos establecimientos de
efectos deportivos y que te harán lucir la apariencia de un cosmonauta y mucho
menos coloques bolsas plásticas alrededor de tu abdomen. Con ello lo único que
conseguirás será sudar profusamente y deshidratarte. En cuanto al calzado, debe
ser uno que se adapte a tu tipo de pisada y que esté acorde con tu peso y
estatura. Así evitarás molestias en tus pies, además de prevenir posibles
dolencias en las articulaciones de tobillos y rodillas.
5)
Calentamiento
y cooldown. Para evitar molestias o posibles lesiones musculares incluye en
tu rutina de entrenamiento una sesión de calentamiento. Esta práctica permite
acondicionar los músculos al ejercicio que se realizará con posterioridad. De
igual forma, debes incluir un espacio para realizar ejercicios de enfriamiento
o ¨cooldown¨ una vez concluyas tu rutina, a fin de que el organismo retome su
nivel de funcionamiento previo al ejercicio de forma gradual. De 10 a 15
minutos es suficiente para cada uno de esos segmentos.
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