Si ya decidiste iniciar la práctica de ejercicios, es
natural que sientas una gran motivación y tengas ánimo de hacer en un día toda
la actividad física que no has realizado en años.
Tómalo con calma. Alcanzar una buena condición es algo que
requiere la ejecución de un trabajo constante y progresivo.
Pero en ese trayecto, pueden aparecer factores que en no
pocas ocasiones contribuyen a la deserción. Hoy vamos a tocar dos de ellos: los
dolores musculares y el aburrimiento.
Las molestias que genera la adaptación de nuestro organismo
a movimientos físicamente más exigentes pueden reflejarse en dolores de
músculos y articulaciones.
La acumulación de ácido láctico y los pequeños desgarres de
las microfibras musculares cuando levantamos peso, subimos escaleras, corremos
o hacemos algún otro esfuerzo, producen dolor que, aunque molesto, en la
mayoría de los casos es soportable, fácil de tratar y, sobre todo, no nos
impedirá continuar con nuestras rutinas.
No obstante la incomodidad, es recomendable que continúes
con tus ejercicios, a menos que la dolencia haya ocasionado inflamación o dolor
intenso. Persistir en la ejercitación estimulará la reparación de las células
musculares y la rehabilitación de ese músculo será más rápida.
Esas molestias musculares, que podrían persistir cerca de
una semana, pueden aliviarse realizando estiramientos, antes y después de
ejecutar nuestra sesión de acondicionamiento. Igualmente, masajear el área en
la que se localiza el dolor ayuda a incrementar la irrigación y con ello se
hace más expedita la recuperación.
Si has superado este trance es obvio que tu motivación sigue
allí, pero dependerá di ti que no decaigas y termines claudicando por
aburrimiento.
Evita la rutina. Sustituye tu carrera o caminata en la
trotadora del gimnasio por una carrera o caminata al aire libre en un parque,
pista atlética o en cualquier otra ruta, procurando siempre que ésta sea
segura.
Prueba ejercitarte utilizando el sistema de circuitos. Esto
te permitirá trabajar grandes grupos musculares en poco tiempo, a la vez que
refuerzas tu capacidad cardiovascular. Esta modalidad es una buena opción, especialmente
si en tu agenda no tienes mucho espacio para la actividad física.
Trázate metas. Proponerse objetivos contribuye a mantener el
enfoque, siempre y cuando los retos que pongas por delante sean alcanzables, de
lo contrario esta práctica podría ser contraproducente.
Por otra parte, adquirir una nueva prenda de ropa o accesorio deportivo siempre es un elemento
motivador.
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